Franco, Caudillo De España by Paul Preston

autor:Paul Preston
La lengua: es
Format: mobi
Tags: literature
publicado: 2011-05-09T22:00:00+00:00

19 El héroe camaleónico: entre el Eje y los aliados, enero de 1943-enero de 1944

A pesar de su sostenida simpatía hacia el Eje, Franco se esforzaba ahora por mantener buenas relaciones con ambos bandos. El jueves 26 de noviembre de 1942, le dijo a Jordana que sería un buen momento para devolver la visita que nueve meses atrás había realizado Oliveira Salazar a Sevilla. La delegación española partió el 18 de diciembre. Tras ser recibidos por el presidente portugués el 20 de diciembre de 1942, el general Carmona, Jordana y Salazar firmaron el tratado conocido como Bloque Ibérico, que fue aclamado en ambos países como un futuro baluarte de la paz.(1) En Berlín, la noticia de la visita se recibió con cierta hostilidad.(2) Pero si bien Franco había arrinconado sus designios imperiales sobre Portugal, en modo alguno cerraba la puerta al Tercer Reich. Al destinar a Marruecos al general Yagüe, partidario del Eje, había obligado a los norteamericanos a asignar grandes contingentes de tropas para prevenir posibles incursiones españolas contra el Marruecos francés.(3)

Yagüe no era el único germanófilo del ejército. Al abandonar el frente ruso el 13 de diciembre de 1942, Muñoz Grandes volvió a ser recibido por Hitler que en reconocimiento a sus servicios al frente de la División Azul le condecoró con la codiciada Cruz de Hierro con hojas de roble. Hitler aún esperaba utilizarlo de un modo u otro, como mínimo para influir en Franco. El austero Muñoz Grandes había visto lo bastante de la Alemania nazi como para volverse muy crítico con respecto a la falta de justicia social y de una administración eficiente en el régimen de Franco. Sin embargo, el principal interés de Hitler era asegurar que España resistiría cualquier invasión de los aliados, y para ese propósito hizo ofrecimientos de envíos de armas alemanas a España. En modo alguno se trataba de amenazas alemanas contra España.(4) Cuando por fin Muñoz Grandes regresó a España en febrero de 1943, Franco lo ascendió a teniente general, lo recompensó con el más alto honor de la Falange, la Palma de Plata, y lo nombró jefe de su Casa Militar, sucediendo a Moscardó. Eran jugadas calculadas con su típica astucia. Con el ascenso, la graduación de Muñoz Grandes era demasiado alta para mandar una simple división, y así evitaba su regreso a Alemania. El destino en El Pardo también negaba a Muñoz Grandes cualquier mando operativo de tropas, lo mantenía cerca y lo hacía aparecer como afecto a su persona. A Muñoz Grandes le satisfacía estar cerca del Caudillo y confiaba en poder inclinarlo hacia una actitud germanófila sin reservas.(5)

El embajador Hayes tenía una fe en las buenas intenciones de Franco que no era compartida por el Departamento de Guerra de Estados Unidos, que observaba que todos los preparativos militares españoles estaban dirigidos contra los aliados. Los informes de los servicios secretos destacaban que del lado español de la frontera con Francia no había tropas, sino simplemente los guardias fronterizos habituales. Por el contrario, se había reforzado

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